miércoles, 1 de diciembre de 2010

El clásico al detalle

Otra vez 5-0. Llegó el GRAN Clásico y no defraudó. Desde los dos clubes se quiso quitar importancia al partido, pero esta manita va a tener un peso histórico inigualable. Desde el punto de vista moral también. Es difícil encajar una goleada de este calibre en la casa de tu eterno rival, y más como lo hizo el Madrid. En un maravilloso partido de todos los jugadores del Barça, el Madrid naufragó en su intento de continuar líderes una jornada más. Ni Mourinho ni los jugadores estuvieron a la altura de las circunstancias, y eso en el Camp Nou se paga. 


Un mal planteamiento de Mourinho


No cambió el equipo titular como se había especulado aunque el martes anterior el "segundo equipo" hubiera dado una buena imagen en el Amsterdam Arena. Dejó el mediocampo con Xabi y Khedira, sin incluir a Lass para igualar los puntos fuertes del Barça en el medio, clave en el partido, y pensó en la posibilidad de que Di María fuera capaz de tapar las subidas de Dani Alves por la banda, otro fallo viendo que era un secreto a voces que el Barcelona iba a tener el balón y Di María es extremo, no lateral, por lo que este cambio de papel para el argentino sólo habría funcionado en caso de que el equipo que portara la batuta fuera el Madrid, o en el caso de que para tapar al brasileño hubiera utilizado un lateral izquierdo llegador, como podría ser Marcelo, y Arbeloa en el lateral.

Villa, Messi y Xavi, las claves del partido

El equipo culé en general fue un vendaval y la puntuación que hubieran sacado de ser un exámen no hubiera bajado de 8 en el peor de los casos, pero estos tres hombres destacaron principalmente.
Xavi, clave casi siempre, lo fue más todavía si cabe el lunes pasado. Todos los balones, todas las jugadas de creación pasaron por sus botas. Estuvo a su mejor nivel. Abrió espacios en el campo, movió el balón y desquició a unos rivales que acabaron rendidos. Además tuvo el premio del gol, no muy habitual en él, y aunque fuera con un poco de suerte dio un impulso vital al Barça, si es que necesitó empujón alguno a lo largo del partido.
Messi también suele ser uno de los jugadores más importantes, y aunque no marcó, hizo su trabajo maravillosamente. Actuando como falso delantero centro, estuvo todo el partido de "10". Caía a banda, tocaba, descolocaba a los centrales, regateaba, asistía. El tercer y el cuarto gol son una delicia suya. Demostró que es el mejor del mundo una vez más, en esta ocasión enfrente mismo de su gran rival por poseer este calificativo.
Y por último, David Villa. No le habían salido las cosas todo lo bien que hubiera querido, pero en este partido se desquitó. Todo le salió. La jugada del segundo gol es toda suya. Y el tercero y el cuarto son de auténtico killer. Todo lo que en anteriores partidos acababa en una cara de frustración antes de ayer acabó con una sonrisa en los labios.

El Madrid estuvo fatal, línea por línea.

Hoy no podemos hablar bien ni de Iker. El portero no tuvo la culpa de los goles, pero quizá pudo haber hecho algo más. No sacó a relucir su corona celestial en el Camp Nou. 
La defensa fue un completo coladero, sin tensión, sin presión, y con la cabeza en otras cosas como demostraron Ramos, Carvalho y Arbeloa en más de una ocasión. Errores de marca de cadetes, pases al hueco que no cortaron a tiempo... Como dijo Mourinho, estuvieron cerca del ridículo la mayoría de las veces. En este punto quizá hay que decir algo de Pepe, que aunque no jugó su mejor partido fue el único que dio tímidamente la cara.
El medio del campo no existió. Xabi Alonso y Khedira no tocaron bola, pero tampoco intentaron que los Xavi, Busquets, Iniesta y compañía lo hicieran. Anduvieron de un lugar a otro del cesped sin ambición, como si desde el primer minuto fueran perdiendo por goleada. Quizá fue importante la ausencia de Lass para meter más músculo y más velocidad en la recuperación de balón, pero durante la segunda parte no cambió el guión.
La delantera estuvo penosa. Cristiano lo intentó, pero sacó a relucir su peor cara y se encaró a todo el que pasó por su lado. No fue su día, aunque fue él quién llevó a cabo las 3 únicas jugadas en ataque con sentido de los blancos, dos en los primeros minutos y otra con el Barça celebrando la manita. Benzemá estuvo perdido, Ozil más de lo mismo, y Di María ídem. 

Las tanganas

Se esperaban chispas en el encuentro y los jugadores no defraudaron. Aunque sea parte de lo que a las aficiones les gusta, fue lamentable. 
En el pique Guardiola-Ronaldo ninguno de los dos actuó como debieron. Guardiola fue inteligente, que no correcto, al picar a Cristiano, y el portugués fue tonto y picó aunque no tuviera culpa del gesto del técnico. 
En el roce entre Carvalho y Messi quizá fuera un poco abusiva la tarjeta al argentino. Si enseñas tarjeta a Messi por picar a Carvalho se la tienes que enseñar al portugués por responder y tomarse la justicia por su mano. Lo correcto hubiera sido no enseñar tarjetas y amonestar verbalmente a los jugadores, sobretodo a Carvalho que estuvo fuera del partido en todo momento, sólo pendiente de estos pequeños piques.
Y en la jugada de Ramos contra Messi ya si que todo se volvió loco. Ramos, por impotencia, por rabia, por humillación, hizo una entrada a Messi merecedora de roja directa, como enseño el colegiado, pero donde Iturralde no estuvo fino fue al no constar en acta que había propinado un manotazo a Puyol y otro a Xavi. Seguramente el comité se quedó corto con un partido. La entrada ya merece 1 partido y quedándonos cortos, ya que es por detrás, sin querer jugar el balón, y con una agresividad altísima, y sumado a los encontronazos con sus compañeros de selección lo justo hubiera sido no bajar de 2 partidos de sanción. Además, por estas tonterías la defensa del Madrid se queda coja para el partido contra el Valencia esta semana.

Mourinho, por primera vez humillado

Después de la goleada quedaba por ver qué acontecía en las ruedas de prensa, y la del técnico del Real Madrid fue, cuando menos, inesperada. Y es que Mou se sentó ante los micrófonos y admiró y halabó al Barcelona, lo pensara realmente o no y estuviera haciendo teatro o no. Pero sea como fuere actuó por una vez como se debe actuar, con cordialidad y humildad y con mucho respeto.


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